viernes, 2 de noviembre de 2012

Según Kaspin

“Pero qué linda”,dice Mini con su característico acelere al cruzarme por la calle. “¿Estás más flaca?”. No creo que la vecina advierta que me quité uno de los diez kilos anotados en el “debe bajar”. Y me invento que es otra cosa.
 
“Mini se dio cuenta”. (Es un pensamiento. Poco televisivo, ya se. Pero acá no soy guionista).
 
“Y Roxi tiene mucho que ver” (En este caso, la frase se escucha mientras Mini se aleja. O tal vez debería haber sido la respuesta elegida para darle a la mismísima Mini. No hubiera entendido nada).
 
El domingo a la mañana me levanté a las 7. Felicidad total. Amo a mis hijas pero adoro cuando duermen. Hice el mate, prendí la compu y me acordé de una serie de la web que venía con recomendaciones de varias chicas. Vicky la primera. La busqué–con Google es tan fácil la vida- y miré –primero sola, después con Diego- los 8 capítulos de 10 minutos que la actriz y guionista Julieta Otero realizó para fumarse con humor su maternidad.

Es divertida. Es un espejo en donde una se puede encontrar. Estereotipos al margen, algunas escenas se podrían haber grabado en mi casa, sin necesidad de guión.

Una –que es madre pero también es mujer y argentina- intenta hablar por teléfono. Imposible.

“Participá”, le grita Roxi al contestador del teléfono del señor que vive en su casa. Diego y yo nos miramos. Diego con cara de “nunca necesito que me lo digas”. Yo, con empática duda. La empatía es con Roxi, por supuesto.

Imperdibles: las “mamis” de la puerta del Jardín del Brote. Lo mejor junto a la la participación del Chino, Chan Kim Sung, que en verdad es coreano. Es el mismo que aparece en Graduados. Chan dice que es el actor con más supermercado encima de la televisión argentina.

Ese domingo de mini maratón internética mis gorditas durmieron la mona de la mamadera –lo último que les queda de bebés- hasta las once. Ni siquiera las despertó el telefonazo de mi vieja, que yo despaché rápidamente (los Kaspin nos permitimos sin factura esas cortadas de rostro). La mañana era mía. Con diarios, mate, marido, serie y un plus, que no esperaba. Según Roxi provocó efectos colaterales.


No podría especificar en qué capítulo pero de repente descubrí al poner play -después de saludar a Cami, mi pre adolescente- que se puede pensar sin grandilocuencias.

“Menos, Roxi”, dice constantemente el personaje de Chan Kim Sung. Y lo suyo se convirtió en un mantra que sentí, me estaba dirigido (mi pasado de estudiante de Psicología me advierte que lo mío puede ser psicosis).

No se necesita crear una superproducción para el prime time del canal de aire con más rating. Entonces –advertí- tampoco hace falta escribir la gran novela y ubicarla en la editorial Planeta.

Se puede pretender menos.

Roxi estaría de acuerdo conmigo. Los films que mayormente vemos las madres de niños pequeños son animados y doblados al español. Maravillosos.“Cualquiera puede cocinar” dice el chef Gusteau en Ratatouille, una de las pelis de cabecera de Emi y More.

Ese domingo le creí al cocinero francés. No hice ningún manjar culinario porque las hornallas hace tiempo que me tienen olvidada (o yo a ellas).
Pero escribí, como cualquiera puede hacerlo. Y publiqué.

Tengo 43 pirulos. Siempre gocé de escribir y hace unos días me autoricé a mostrar. Y bueno, che, todo me cuesta tiempo. Peor hubiera sido “nunca”.

Yo digo que Roxi tiene mucho que ver.

Valeria asegura que es parte del “efecto Majul” (que por suerte no es Luis). Las dos compartimos analista. Con una generosidad inigualable me la prestó. Y si. Es posible que dos amigas íntimas le cuenten su neurosis a una misma profesional. Creo que hace unos años, cuando nuestras locuras estaban más asociadas, hubiera sido más difícil. Pero esa es otra historia.

Según Kaspin.
Escribir me constituye.
Mostrar me hace feliz.


Y Mini se dio cuenta.
Quien lo hubiera dicho. Con su acelere…



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